Hoy abre sus puertas al público en Zaragoza el mayor centro comercial y de ocio de toda Europa. Dicho así, podría pensarse que Puerto Venecia va a convertirse en la panacea necesaria para resolver los problemas de la economía aragonesa. Sin embargo, construir 20 hectáreas de equipamiento comercial y de ocio en una de las regiones más deprimidas de uno de los países más deprimidos de la Unión Europea, con récord en desempleo, con una demanda interna en niveles mínimos, y con una clase trabajadora que cada día ve recortada su capacidad adquisitiva, más parece una imprudencia empresarial que la culminación de un proyecto idóneo para nuestra economía. En el actual contexto económico y en el que se prevé para los próximos años, si Puerto Venecia logra atraer a clientes de toda Europa, en consonancia con el volumen del recinto, es posible que este complejo lúdico–comercial pueda permanecer en el tiempo. Si por el contrario, los promotores confían…