En la concepción liberal de la democracia, una campaña electoral es el momento de mayor cercanía entre electores y elegidos. Luego está la democracia participativa, que es aquella en la que la sociedad organizada controla las decisiones de sus representantes, y tratan de influir en ellas desde los cauces constitucionales. Algo parecido a lo que hacen muchos lobbies y multinacionales, aunque en este último caso, recurriendo a otros métodos mucho menos transparentes como la presión, el soborno o el chantaje. Volviendo a la democracia liberal, y teniendo en cuenta que se avecina una campaña de petición de votos, los partidos deberían aprovechar la ocasión no para lanzar mensajes y reproches de argumentario, sino para explicar a la ciudadanía qué es lo que piensan hacer en algunas de las cuestiones esenciales. Por ejemplo, deberían explicar si consideran que algunos tratados como…