Con la ceremonia solemne de arriado de la bandera, los Estados Unidos ponían fin ayer a su participación en la guerra de Iraq. Casi nueve años después de la invasión ilegal de este país, la guerra deja tras de sí alrededor de 125.000 muertos (100.000 civiles iraquíes, 5.000 soldados aliados y 20.000 soldados iraquíes), un país destrozado y una violación flagrante del Derecho Internacional, patrocinada desde las Azores por cuatro mandatarios como George Bush II, Tony Blair, Jose María Aznar y Jose Manuel Durao Barroso que ya deberían haberse sentado en el banquillo de los acusados. Sin embargo, donde se sienta el último de ellos –quizá como premio a su…