Donald Trump, Juan Rosell y la impotencia cabelleril
20. enero 2017 | Por Marisa Babiano
POR MARISA BABIANO
POR MARISA BABIANO
Ante la inminencia de las elecciones generales, y con el más que seguro triunfo del neoliberalismo económico, el jefe de la patronal española ha incrementado durante los últimos días sus apariciones públicas, cual arcángel enviado para anunciar la buena nueva. Si la semana pasada denunciábamos en este mismo espacio su sadismo al proponer reformas legislativas “de las que duelen” a los demás (y más concretamente, a la clase trabajadora), ayer mismo Juan Rosell se dedicó a leer un discurso con graves incorrecciones sintácticas (p. ej. “van a haber muchas sorpresas”), en el que dijo literalmente que “el empleo fijo y seguro, aquel que teníamos y que es un concepto del siglo XIX en el XXI, habrá que ganárselo todos los días”. Así pues, frente al discurso político-empresarial oficial, en el que los monaguillos del dios Mercado hablan de su empeño por crear empleo indefinido, como garantía estabilidad económica para el país, ayer Juan Rosell destapó la cruel verdad que nos espera: “un día, trabajador o trabajadora, estarás contratado durante tres horas…
El sadismo es la actitud de quien obtiene placer provocando sufrimiento en los demás. Una definición que encaja perfectamente en las declaraciones realizadas ayer por el jefe de la patronal española. Según Juan Rosell, es “absolutamente necesario” que tanto España como la UE lleven a cabo “reformas de las que duelen”. Ahí está el primero de los dos elementos del sadismo: causar dolor a otros; porque el dolor que exige el presidente de la CEOE recae sólo sobre la clase trabajadora de este país. El hecho de que Rosell sea licenciado en Ingeniería Industrial descarta por completo que estemos ante un tonto de baba, por lo que se le presume la capacidad intelectual necesaria para comprender la montaña de estudios sociológicos y estadísticos que constatan los efectos que producen en la sociedad las políticas propuestas por Rosell. El último de ellos se conocía la semana pasada. Un informe de 247 páginas elaborado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano…
Era realmente difícil superar el listón de un presidente de la patronal española encausado como presunto delincuente en varios procesos judiciales. Sin embargo, el actual líder de la CEOE ha aportado un plus al cargo que ocupó Gerardo Díaz Ferrán hasta diciembre de 2010. No se ha demostrado todavía que Juan Rosell sea un presunto delincuente como su antecesor, pero lo que sí queda claro es que nos encontramos ante un experimentado buhonero capaz de vender conceptos vacíos y soflamas demagógicas cada vez que abre la boca. En su último discurso, ofrecido ayer en la asamblea general ordinaria de la Asociación de Empresas de Electrónica, Tecnologías de la Información, Telecomunicaciones y Contenidos Digitales (Ametic), Rosell reiteró su histórico planteamiento de que los trabajadores más veteranos deben ceder parte de sus derechos laborales consolidados a las nuevas generaciones…
El presidente de la patronal española, Juan Rosell, propuso ayer en Onda Cero acabar con los “privilegios, por llamarlos de alguna manera” de los que a su juicio disfrutan los trabajadores fijos, a cambio de reducir la precariedad laboral que la propia CEOE y los últimos gobiernos de España han construido en torno a los contratos temporales. Además del gravísimo error conceptual de definir como “privilegios” lo que en realidad son “derechos” logrados por la clase trabajadora a lo largo de siglos de lucha contra la injusticia, Rosell dijo alguna estupidez más, como que en este mundo “absolutamente flexible” en el que vivimos “no vendemos lo que queremos, sino lo que nos compran” ¿Acaso en algún otro momento de la historia de la Humanidad, los empresarios han vendido por encima de lo que les han comprado? En cualquier caso, lo importante del discurso del presidente de la CEOE es que pretende exterminar uno de los principios del Derecho Laboral, el de la ajenidad del trabajador en los riesgos, manteniendo el principio…
>>> El instituto no comprende cómo la CEOE puede cuestionar la fiabilidad de esta encuesta, siendo que forma parte del órgano que la fiscaliza