La expresión “pérdida de derechos sociales y laborales” se está haciendo tan cotidiana que buena parte de la sociedad comienza ya a dejar de percibir la injusticia y el retroceso que lleva aparejados. Tal como estaba previsto en la hoja de ruta del neoliberalismo, son cada vez más los trabajadores y trabajadoras que se están acostumbrando a que gobernantes, empresarios y banqueros les metan la mano en el bolsillo para pagar los platos rotos de una crisis generada por caciques avariciosos y políticos incompetentes. La otra alternativa, es decir, buscar el dinero en quienes realmente lo atesoran después de haberse apoderado indecentemente de él durante una década de burbuja inmobiliario–financiera y de dos de deslocalizaciones…