Se pide disculpas cuando das un pisotón a alguien en el autobús, cuando se cuenta un chiste que ofende a alguna de las personas que lo escuchan, o después de haber entrado de forma atolondrada a una habitación o despacho ajeno sin haber llamado antes a la puerta. Pero cuando en un acto oficial organizado por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se proyectan vídeos que denigran la imagen de la mujer hasta rebajarla a la categoría de mero objeto sexual al servicio del varón, no basta con pedir disculpas. Lo más grave del bochornoso episodio ocurrido el pasado lunes en Jaca durante la celebración de un acto formativo sobre técnicas de reanimación a cargo de la Policía Nacional, no es la proyección de unos vídeos eróticos…