Uno de los parámetros que sirven para definir a las ciudades es la simbología que desprenden sus monumentos. Hace unos días hablábamos en este mismo espacio del memorial franquista instalado en Tortosa para conmemorar la victoria del bando nacional en la Batalla del Ebro. La cuestión escultórica volvía ayer a la actualidad de la mano de una decisión equivocada que tuvo lugar en Zaragoza el pasado 25 de mayo. La plausible decisión de colocar un memorial a las víctimas del terrorismo machista en la plaza de Cesaraugusto, ha quedado empañada por el inmenso error a la hora de elegir una escultura totalmente inadecuada. La obra que ganó el concurso, titulada “Víctima”, representa a una mujer arrodillada, hundida, humillada, y con la cara mirando hacia el suelo. Una imagen mucho más acorde con la idea cristiana del sufrimiento…